Vine, ¿la red social de moda?

 

Las redes sociales son un mundo diferente. Una segunda dimensión, dentro de todas las que hay, según la teoría de los universos paralelos, en la que los vídeos de seis segundos son considerados como una forma de comunicación eficiente y real entre los usuarios. Aunque surgió hace ya más de tres años, Vine no ha conseguido despertar el interés de las empresas, al no poder monetizar los clips de vídeo. Todo lo contrario de lo que ocurre con YouTube.

Por eso podríamos decir que Vine todavía continúa en desarrollo al ser una de las redes sociales que más libertad otorga a los internautas y con menor presencia de anuncios. Según las cifras publicadas por el periódico El País, Vine contaba a finales de 2015 con 200 millones de usuarios que al día superaban los 1,5 millones de visualizaciones. De hecho, si la comparamos con su némesis, la otra red social de imágenes más utilizada por los jóvenes, Vine duplicó sus seguidores y visualizaciones en tan solo un año (de 2014 a 2015), mientras que Instagram solo creció un 50%.

Pero, ¿cómo pueden aprovechar las marcas la creciente popularidad de Vine? La respuesta se encuentra en el estudio de Limelight; en él se mostraba cómo los anuncios de vídeo, además de estar mejor pagados que los banners o los pop up, son los que más alcance tienen entre los millennial al encajar mejor con su personalidad de consumidores instantáneos.

El responsable de experiencia de usuario de Vine declaró en el mismo artículo de El País que les gustaría ganar dinero en algún momento con la app, pero que “nos estamos centrando en hacer un producto sorprendente”. Suena un poco a excusa teniendo en cuenta que Jack Dorsey, el máximo accionista de la red social, se tiró de los pelos cuando Facebook adquirió Instagram y buscó a la desesperada otra inversión que a largo plazo le resultase rentable y fuese original.

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Viners, los influencers surgidos de Vine

Al igual que ha pasado con otras plataformas, de Vine también han surgido influencers, los cuales, casi la mitad, ya tienen un canal en YouTube por petición de sus seguidores y monetizan los vídeos.

Como comentábamos en un post anterior, y permitidme que me mencione a mí misma, los influencers, para aquellos que todavía desconozcan el término, “son generadores de opción y llegan a públicos muy específicos”. Las empresas empiezan a confiar en ellos porque sus cuentas en Vine no triunfan, como es el caso de Dove o de Puma que suben vídeos con poca frecuencia y, casi en el mismo instante en el que los suben, caen en el olvido.

La cuestión que todavía tienen que resolver las empresas es: ¿cómo introduzco un anuncio de 15 segundos, si los clips duran solo 6 y los usuarios se lo saltan o salen del vídeo asqueados por este tipo de publicidad invasiva? Idea que les lanzo sin ningún compromiso: introducid una imagen estática con musiquilla linkeada al producto en concreto. De nada.

Y, por si os queréis reír un rato, os dejo los vines más divertidos recopilados por el medio de comunicación ABC en su versión digital: “Vine, los vídeos cortos más virales del año”.