Valores de antaño para la empresa de Hoy

En la Filosofía, las conductas son un tema a tratar desde que el hombre es hombre. Es una característica del ser humano que no podemos dejar atrás. Aunque nuestra civilización ha cambiado. Nosotros  seguimos siendo muy parecidos a aquellos primeros hombres que chocaban piedra con piedra para hacer la punta de una lanza.

Cuando pensamos en aquellos ancestros que vivían en cuevas y trabajaban la piedra. Solemos caer en el tópico del típico “Neandertal bruto y poco inteligente” que maneja la tranca para imponer su voluntad sobre el resto de sus iguales. Nada más lejos de la realidad. Se conoce que la asociación y la empatía ha sido clave para la supervivencia y dar fruto a lo que somos hoy. Detrás de los grandes pensadores no hay más que reflexiones sencillas a un patrón de conducta que ha hecho a nuestra especie sobrevivir milenios. Las conductas son las mismas y el ADN poco ha cambiado. Así que es lógico y natural decir que aquellos Ancestros del ayer somos los hombres del hoy.

Sin menospreciar las conductas que consideraríamos más agresivas que han sido necesarias para asegurar nuestra supervivencia en un mundo hostil. La evolución del Ser humano y sus avances tecnológicos han sido fruto de conductas de cooperación social. De asociación entre individuos que han desarrollado habilidades especializándose en diferentes tareas para el desarrollo de un proyecto. Aveces incluso generando actitudes desinteresadas por el bien de la comunidad. Apareciendo los conceptos de sacrificio incluso llegando ha superar el propio instinto de supervivencia individual que la sabia naturaleza nos ha dotado. Surgiendo en el resto de la sociedad la admiración por aquellos que mueren por en el cumplimiento de su deber o defendiendo los valores que creen positivos. También conocidos con los apelativos de Héroes o Mártires.

Es interesante ver, que hoy en día hay una tendencia en los grupos de trabajo y el networking a buscar valores de cooperación. Valores que podemos enumerar como: el respeto, generosidad, apoyo, compromiso, eficiencia, asertividad, reflexión, confianza…

A las empresas les interesa la asociación y personas que son capaces de trabajar en equipo y desarrollar proyectos juntos. La empatía y el desarrollo de esos valores conciliadores han sido claves para la evolución de nuestra civilización y nos han llevado a la era tecnológica que hoy es nuestra realidad. Por tanto no es la nueva moda que la empresa del siglo XXI pida personas con perfiles de cooperación y valores que potencien el bien común y la estabilidad del proyecto, sencillamente es lo que ha funcionado desde siempre.

Pero la Naturaleza humana lucha constantemente en nuestro interior, pugnando nuestros propios intereses en la supervivencia como individuos y al mismo tiempo como colectivo. En otras palabras la lucha entre la empatía frente al egocentrismo personal. Tenemos que ser conscientes de esa naturaleza humana y equilibrar según la sociedad de empresa en la que hoy nos movemos esos valores. Sin dejar de lado nuestros instintos de auto conservación y autoprotección, que también es muy necesario y trabajan a nuestro favor, protegiendo nuestros intereses y necesidades frente, por ejemplo, a nuestros compañeros. El peligro es que esos instintos o patrones de conservación nos dominen incitándonos a entrar en un bucle muy pernicioso, tanto para la empresa como para nosotros mismos. Para que no pase,  hay que cuidar que los  valores positivos sean mayoritarios a los nocivos.

Detrás de los grandes pensadores no hay más que reflexiones sencillas a un patrón de conducta que ha hecho a nuestra especie sobrevivir milenios. Las conductas son las mismas y el ADN poco ha cambiado. Lo difícil es ponerlo en práctica:

«Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.» Mahatma Gandhi