Comprar productos nuevos es una inversión demasiado grande que no todos las personas y familias pueden afrontar. La vuelta al colegio, por ejemplo, supone un desembolso ingente en libros y material escolar casi obligatorio, ya que en la mayoría de las ocasiones no se pueden reutilizar los de años anteriores.
Si la situación económica de las familias de renta media-baja se resentía ante este tipo de gastos antes de la crisis, con ella muchas se veían obligadas a pedir ayudas a los colegios y centros de estudios. Fue en 2008 cuando tomó especial fuerza lo que denominaremos como “cultura de segunda mano”, no diremos que surgió de esta necesidad porque ya existía con anterioridad (no tenemos más que observar el rastro de Madrid o los mercadillos de otras ciudades para darnos cuenta de ello).
Pero lo que empezó siendo la respuesta a los problemas financieros de los españoles, se ha convertido en algo más que una moda, ahora la cultura de segunda mano es un valor. Prolongar el ciclo de vida de un producto que ya no usamos, pero que sigue funcionando, con el objetivo, no solo de ganar o ahorrar dinero, sino de contribuir a la sostenibilidad del medioambiente y combatir a la obsolescencia programada, es un valor que cada vez más personas comparten. Es un estilo de vida que se está asentando entre las nuevas generaciones.
Una noticia del medio de comunicación Cinco Días titulada “Los españoles ganan 700 euros al año en ventas de segunda mano” desvela que los españoles que han utilizado alguna aplicación de compraventa de productos de segunda mano han obtenido unos beneficios de alrededor de 669 euros vendiendo cinco objetos al año, de esta forma han recuperado un 49% de su inversión inicial.
En la misma noticia, Beatriz Toribio, responsable de Estudios de la aplicación de móvil Vibbo, explica que “mientras que los vendedores más jóvenes destacan el dinero que pueden ganar vendiendo los objetos que no usan, en edades más adultas los principales motivos pasan por tener más espacio en casa, comprar una versión mejor del objeto con el dinero de la venta, contribuir al medioambiente o la mala conciencia que supone tirar objetos sin darles una segunda oportunidad”.
Aparición de apps especializadas
Como mínimo todos nosotros conocemos alguna aplicación que sirva para vender y comprar productos de segunda mano en la red, como Wallapop, Ebay o HappySale, pero muchos usuarios se han cansado de buscar entre todas las categorías y por ello grandes visionarios, en pos de paliar esta creciente necesidad, han desarrollado apps especializadas en la venta de un solo tipo de producto, como de ropa de mujer (Chicfy y Closket), de material deportivo (Sportcash y TroncaSport), elementos decorativos y muebles (Vacía tu casa y Mil Anuncios), etc.
A pesar de que internet es una fuente inagotable de información y, en este caso, de oportunidades comerciales, no podemos olvidarnos de las tiendas físicas de segunda mano. Muchas de ellas continúan con su actividad y otras han abierto al ver un hueco en el sector que podían cubrir.